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martes, 29 de marzo de 2016

IBIZA, RECUERDOS SEXUALES

Ahora que la primavera ha llegado y el calor poco a poco se adueñará de todo, me ha venido a la cabeza, el primer día de mis vacaciones que pasé en Ibiza el año pasado. Como quedó registrado en el tweet que envié el 16 de Agosto del 2015, contando que hacía. 

Esa noche me fui a unas de las famosas discotecas que existe allí,
nada más entrar muchos se fijaron en una chica alta, delgada, de pelo largo y oscuro, fuertes piernas coronadas con un bonito culo y, en su preciosa cara unos labios muy apetecibles. El ambiente era realmente bueno, así que me zambullí en él, bailando, desinhibida y desplegando una atractiva sonrisa, en el centro de la pista rodeada de todas esas personas. Rápidamente atraje la atención al aforo masculino más cercano, que sin fin empezaba a rodearme embelesados en como meneaba mi cuerpo al compás de la música. Había chicas muy guapas también en el lugar pero en esa zona la que mandaba era yo, todos estaban seguramente divagando en cómo podían acercarse más para bailar pegaditos a mí mientras sus manos recorrían el ceñido vestido negro que llevaba encima y que me quedaba como un guante. Ciertamente, les estaba poniendo cachondos con mi figura y esos bailes tan sensuales y provocativos que se marcaba al ritmo de las canciones pegadizas que sonaban a gran volumen. 

Transcurría la noche, muchas miradas se cruzaron con la mía, algunos mantenían sus miradas y aprovechaban para guiñarme un ojo mientras me sonreía. Yo devolvía, coqueta, la sonrisa y me daba la vuelta para seguir bailando. Algunos valientes se atrevían a entablar relación o invitarme a una copa. Otros se animaban y bailaban a mi son. El juego de las miradas me encanta, para ver hasta dónde me llevaba esa noche. Un tipo, de los que no dejaba de mirarme, empezó a llamarme la atención. Si entraba en mi juego, se llevaría premio esa noche. 

Una vez más recorrió mi cuerpo y cada vez que nuestras miradas se cruzaban le sonreía o le intentaba poner una cara que mostrara que, lo que veía, me gustaba sobremanera. Le sostenía la mirada hasta hacerle mirar para otro lado durante un instante para, cuando volvía a mirarme le sonreía victoriosa. Llevaba bastante tiempo bailando y mi boca estaba seca, necesitaba tomarme algo. Decidí ir a una de las barras pedir una copa y ya de camino, para ver cómo reaccionaban ese tipo u otros ante aquella retirada simulada. A los cinco minutos, aquel chico estaba pidiendo justo a mi lado. 

– ¿Perdona, guapa, me permitirías invitarte a lo que te apetezca? – me dijo aprovechando que estaba a mi lado. Y yo aproveché a jugar con él 

– Mira, guapo, ¿ves aquel hombre con cara de cabreado que está mirando para acá ahora mismo? ¿Sí, verdad? Pues es Marcos, un ex novio mío que se enfada mucho si alguien me molesta – le dije con falso aire de resignación. 

– No te preocupes, yo te invito a la copa y tu ex no tiene que enfadarse porque ya no tiene nada que ver contigo y yo no te voy a molestar... si tú no quieres. Al fin y al cabo, me gustaría invitarte por el buen rato que me has hecho pasar con tu forma tan adictiva de bailar y moverte. Es una forma de agradecimiento simplemente, no espero nada a cambio, no te preocupes... Bueno, sí, me conformo con que sigas bailando y me dediques alguna sonrisa de vez en cuando. – me dijo mirándome fijamente a los ojos y poniendo un billete de cincuenta euros sobre la barra para que se cobrara el camarero. – ¿Algo más? – me preguntó mientras asentía al camarero para que se cobrara. 

– De momento. – le dije guiñándole, de nuevo, un ojo. Alejándome de él contoneado mi culo mientras caminaba hacia la pista de baile. 

Unos segundos después me encontraba, de nuevo, bailando en el centro de la pista junto al resto de personas. Tras varias miradas furtivas y sensuales por mi parte devueltas, con la misma intensidad, por él, se acerco nuevamente a la pista esta vez con un par de amigos suyos que un par de canciones ya bailaban desinhibidos cada uno con su estilo más o menos acorde al ritmo de la música. Allí en medio de la pista, rodeada de tíos, seguía yo bailando y desplegando a diestro y siniestro esa sonrisa que cautivaba a los de allí, a juzgar por las cosas que me decían en mi oreja cuando algunos se acercaban a mí. 

El tío que me invito en la barra no podía separar sus ojos de mi. En un momento dado, sin dejar de bailar, me di media vuelta, le miré y le volví a sonreír mientras miraba al grupo de compañeros que bailaban junto a él. 

– Te has traído mucha ayuda, ¿no? ¿Qué pasa que tú solo no te atreves o qué? – le pregunté con sorna mientras mostraba una sonrisa maliciosa. 
– No, no, no. Qué va, bonita. ¡Es que ellos también querían verte de cerca! Y les doy una lección de cómo se liga a un bombón como tú – me contestó. 

– Jajajajaja muy decidido te veo a ti, eso me gusta, pero haber en qué queda tu valentía – le dijo mientras reía ante su respuesta

– Tanta como para raptarte de aquí sin que se den cuenta todos estos y me tengan envidia – me contestó a bocajarro 

– Prueba… – le dejé caer mientras volvía, danzando al ritmo de la música, más al centro de la pista. 

Ahí seguía el tío intentado trabajarme y de camino vacilar un poco a sus amigos, pero la verdad es que no definía. A mi la verdad, no me disgustaba tener un rollo esa noche con él, quería empezar mis vacaciones a lo grande, y tenía ganas de polla. Así que se lo puse más sencillo de lo normal. Me dirigí al servicio, miré hacia atrás mientras me abría paso ante la gente. Y vi como sin pensárselo dos veces seguía mis pasos aquel tipo. 

Abrí la puerta que daba a un descansillo en el que se separaban los servicios masculinos y femeninos y me puse delante de un espejo pintándome los labios de rojo pasión mientras lo esperaba. 

– A ti no te hace falta mucha pintura. Tienes una cara preciosa al natural – me dije señalando con mi barbilla en dirección al pintalabios. 

– Gracias por el cumplido – le dije mientras sacaba de mi bolsito una muestra de perfume y me la echaba en la zona del cuello cerca de las orejas – Veo que no te rindes fácilmente… y que captas las indirectas – le dije mirándole a los ojos.

– Ya son dos cosas las que te gustan pero… espera – me dijo mientras acercaba su nariz a mi cuello con el fin de oler el perfume.

– Me encanta como hueles – me espetó mientras aprovechaba para volver a acercarse a mi, y, esta vez, darme un pequeño mordisquito en el cuello.

– ¿Me vas a raptar a mordisquitos en el cuello? – le pregunté, aún un poco sorprendida ante la reacción de ese tío.

– No, esto es el principio de un secuestro muy lento y muy largo, relájate y disfruta – me dijo mientras me rodeaba el cuello con un brazo, me tapaba los ojos con la mano y aprovechaba para besarme suavemente en los labios. – Ahora vas a hacer exactamente lo que yo te diga – me susurró al oído – Vas a venirte conmigo a mi coche y vamos a irnos a un lugar tranquilo. 

Como me apetecía jugar algo más, y poner a ese tío mucho más cachondo de lo que se estaba poniendo. Aparte su mano de mis ojos, acerque mi boca a su cuello como si fuera besarlo, pero no le besé sino que puse mis labios sobre su oído. 

– Primero de eso, voy a entrar en el servicio, voy a quitarme la ropa interior y voy a metértela en tu bolsillo derecho del pantalón. Luego saldré de aquí y seguiré bailando un ratito más. Y si después de ese ratito te apetece devolverme mi ropa interior… pues ya sabes. 

Salí del servicio, camino a la barra y pedir la última copa de la noche. Esperé un poco en un taburete e intenté intuir si sería cierto que se había atrevido a seguir mi juego o igual había salido corriendo a vacilarles a sus amigos de una conquista que no había logrado. Después de unos minutos donde estuve tomándome la copa y hablando con algunos que se acercaban a mí. Me fui a la pista, localicé al tío que llevaba mi ropa interior en su bolsillo derecho del pantalón y pasé por su lado. Me miró sonriendo y al pasar me dijo algo que no llegué a entender bien del todo pero su voz delataba nerviosismo. 

Unas canciones más bailando y como por arte de magia me escabullí de allí. Salí de la discoteca para situarme a unos cincuenta metros de la puerta. En apenas cinco minutos se encontraba esperando en la puerta, no me había visto así que, sigilosamente, me acerqué por la espalda y le tapé los ojos mientras acercaba mi boca a su oreja derecha mientras le decía que era hora de ir a su coche a que me devolviera mi ropa interior. 

Fuimos a su coche y una vez allí le mordisqueé el cuello mientras me decía lo mucho que le gustaba. Aproveché para, mientras me decía esto, pasar mi mano por sus piernas, la parte interior de sus muslos, hasta notar su bulto. - Que lanzada eres, bombón…” dijo jadeando - Ssssssssssssssshhhhhhhhh, tú relájate” – dije yo La situación era morbosa y arriesgada, pues cualquiera podía mirar por la ventanilla, pero él se fue animando y subió mi vestido dejando a la vista mi coñito depilado y a esas alturas humedecido. - Vaya, vaya… si no llevas nada, las chicas bien no hacen esto… - haciéndose el sorprendido. - ¿Y quién te ha dicho que soy una chica bien? - Jajajajajajajaa se te nota mucho, pero parece que no eres lo que pareces - dijo dándole un pequeño azote a mi culito. Le dije que nos fuéramos a otro sitio menos ajetreado. Arrancó el coche y en veinte minutos estábamos en las afueras. 

Por el camino, aprovechaba para rozarle las piernas y darle mordisquitos en los labios o el cuello sin que él se lo esperara. Incluso llegó a enfadarse conmigo cuando le hice eso al pasar junto a un control de la policía. 

Acabamos en una cala o playa perdida que él conocía, ya se avistaba cierta claridad en el horizonte, y aunque hacia algo de fresco, era más placentero que molesto. Nada más bajarnos del coche me dio un morreo mientras con sus manos aprovechaba para sobarme, por encima del vestido, el culito tan apetitoso que tenía. Me quité los tacones y los dejé en el coche, mientras le decía lo bien que me lo iba a pasar haciéndole todas las guarradas que se me pasaran por la cabeza. 

Fuimos a una zona más resguarda, cuando le invité a tocar mi sexo mientras nuestras lenguas se entrelazaban. Acariciaba mis suaves piernas y comenzó a tocar mi sexo… cuánto había deseado este momento, toda la noche tal vez, me encantó sentir el tacto de sus dedos en mi coñito completamente depilado y sí, también estaba completamente empapada… comenzaba a calentarme más con sus caricias. Yo deseaba tocar su polla, y no me contuve demasiado en sacársela del pantalón. Para comenzar a acariciarla con la cadencia que yo deseaba que me hiciera en mi coñito. 

La verdad es que él también estaba tan excitado que tuve que parar el ritmo de mis caricias varias veces pero, al tiempo, volvía a jugar con su polla, al hacia lo mismo con mi clítoris, hacía círculos alrededor muy suavemente... yo movía mi cintura en círculos como queriendo que sus dedos fuesen más incisivos. Comenzaba a sonar el ‘chip chip’ de sus dedos al introducirse en mi mojado y caliente coñito que mis jadeos callados. Quería ir más rápido pero él estaba muy excitado y no deseaba que se corriera pronto. Así que paré de pajearle, proponiéndole que me chupara el coñito y me metiera a la vez un dedo. 

No podría decir si realmente me estaba haciendo bien la chupada de coño o es que yo estaba tan cachonda que con poco me bastaba, pero aquello me estaba excitando a un punto que estaba a punto de correrme. En eso estaba cuando me giró, y se puso a jugar con su polla sobre mi culito. Yo seguía gimiendo de placer y de desconsuelo por haber parado de chuparme el coño. Empecé a moverme hacia él, intentando clavarme su polla yo misma. Estaba ansiosa, me dio un azote en el culito y me dijo “se te ve con ganas de polla”… y contesté “ummmmm pues si que has tardado en darte cuenta... mira cómo me tienes, ¿a qué esperas para metérmela?”... Él estaba muy empalmado... me cogió de la cintura y me acercó mucho hacia él diciéndome bajito en mi oído “¿cómo te tengo? Mira cómo me tienes tú, así llevo desde que te vi… esto es por ti” 

Mientras me decía eso, yo sentía su polla verticalmente a lo largo de mi desnudo culo... y se dedicó un rato a besarme el cuello. Estábamos desatados. Al fin me dijo “voy a follarte bombón, te la voy a dar toda por haberme puesto así con tus bailes” me inclinó un poco más… puse mis manos sobre la arena. En esa posición primero rozó su polla por mi culito y después por mi coñito, que estaba ardiendo… uffffff comenzó a metérmela un poquito, no lo pudo evitar, pero fueron unos segundos y la sacó mientras me preguntaba si tomaba la píldora. - No te preocupes por eso, está controlado, pero fóllame ya – le dije un poco enfadada. 

Me quedé quieta, esperando. Me moría de ganas de disfrutar de esa polla, ansiosa por follar. Él se recreaba con mi posición, me mordía el labio dándole a entender que estaba muy excitada. Se separó un poco de mi para mirar mi coñito desde atrás... seguro que estaba precioso y algo hinchadito… y yo encantadora inclinada hacia adelante, esperando… Me moría de ganas, se notaba en mi respiración, así que no esperé más y le dije: “¡quiero que me folles ya!” 

Entonces me dió una palmadita en mi lindo culito y comenzó a meterla en mi intimidad. Estaba completamente lista para él, así que aunque comenzó despacio, poco a poco fui entrando y saliendo cada vez más profundo. Sin ningún problema. Mi coño se iba adaptando a su erecta polla. Yo estaba muy muy húmeda… me volvía loca sentir una polla en mi coño después de días sin tener ninguna. Y al pensarlo comencé a gemir, ummmmmmm. Estuvo un poquito follándome suave y profundo, de forma cariñosa… me decía que era una preciosidad y que se lo había pasado genial viéndome bailar, yo me clavaba en él, siguiendo el rimo, y miraba cada poco para verle detrás de mi como me iba follando. Me mordía el labio inferior… Pasaron algunos minutos y decidí que intensificara más su movimiento. 

Tomó un papel más rudo, me sujetó bien de las caderas y comenzó a follarme mucho más fuerte. Mas fuerte y más rápido… yo continuaba jadeando, cada vez más y más y dando un pequeño gritito sentí como mi cuerpo se contraía en un orgasmo. Tuvo que tapar mi boca y seguir haciendo su trabajo para que fuese más largo el momento. Porque decía que mis grititos iban a conseguir que se corriera pronto, porque estaba a punto pero que quería aguantar algo más. Aún así… me la clavó hasta el fondo y sujetándome fuerte las caderas para que estuviese quieta… Uffffffff según me daba mis descargas, no podía parar de pensar en cómo había empezado mis vacaciones y en todo lo que me quedaba por disfrutar.

5 comentarios:

  1. Un relato muy real, excitante e ilustrativo. Me ha gustado mucho tus palabras.

    Besos.

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  2. Maravillosa como siempre, Úrsula.


    Desde Málaga con amor....

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  3. eres genial Ursu, me has dejado KO
    -niki-

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  4. Hola Úrsula,
    Como siempre una entrada brillante. Haces que un simple ligue de discoteca pueda ser extremadamente sensual, haciendo entrar en el deseo de ser algún día el afortunado que se cruza contigo y consigue hacerte disfrutar como disfrutaríamos nosotros. Debe ser un polvo increíble el hacerlo con alguien como tú. Lo único que ha faltado en la historia conociéndote es el preservativo pero bueno, contigo sería en lo último que pensaría, y más si tienes tantas ganas de sexo.
    Gracias por tus relatos y por hacerme disfrutar tanto.
    Un beso guapisima!

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  5. O sea que el tío no se corrió. Suele pasar cuando van mamados.

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