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sábado, 12 de noviembre de 2016

MASTURBACIÓN IN EXTREMIS

Después de unos días en la que he estado visitando a familiares debido a la pasada festividad de todos los santos, y en la cual no la paso bien. El miércoles mientras conducía camino a mi casa, estaba pensado en cómo iba a organizar mi tiempo para poder contaros todo lo que quiero en las próximas entradas. Iba pensando que cositas de mis vacaciones eran las más destacables a contaros y en que esa tarde-noche tenía que escribir, al menos una entrada contando sobre ellas. Buscar unas fotografías que me hice para ponerlas en el blog o hacerme otras nuevas. Reorganizar un poco la estética del blog, contestar al azar unos pocos emails de la larga lista que tengo sin contestar...

Cuando sin saber por qué me estaba poniendo supercaliente. Supongo que algo tenía que ver con que llevaba sin sexo de ningún tipo desde la fiesta "sexual" en que fuí seleccionada (http://lossecretosdeursula.blogspot.com.es/2016/10/seleccionada-para-fiesta-especial.html) y hacía ya casi 12 días de aquello. Unido a mis visitas familiares, la venida de la menstruación y la falta de intimidad; hacía que esa carencia de sexo fuera realmente excepcionalpara mi.

Mi excitación llegó a tal nivel, que no llegaba a concentrarme en la conducción de mi coche, sentía mis pezones duros rozando el sujetador y leve humedad en mi entrepierna, finalmente no tuve más remedio que parar mi coche en el arcén. Me quité el cinturón de seguridad e iba a salir a que me diera un poco el aire, pero no hacia una tarde demasiado agradable. Permanecí unos segundos quieta, intentando que se me pasara el sofoco, pero nada, mi calentura subía. Quedaba muy poquito para llegar a mi casa pero no me veía capaz.

No aguanté más y sin pensármelo demasiado, me subí como pude el vestido que llevaba puesto hasta mi cintura. Sin más y así sentada bajé mi mano derecha hasta mi sexo, comienzo a acariciarlo por encima de mi tanga, que sentía húmeda. Necesita más y enrollando esa parte del tanga entre mis dedos, continué acariciándome, agarraba el rollito que había hecho restregándomelo entre los labios vaginales, masturbándome muy rico, haciendo presión en el clítoris y dándole como golpecitos de lado a lado…aparté el rollito un poco y la humedad corría y le llevaba hacia adelante y hacia atrás. Mordía mis labios, la sensación de placer se extendía por todo mi cuerpo.

Quería liberar mis pechos pero me era imposible, necesita pellizcar mis pezones, y lo hacía como podía a través de la ropa.

Aparte a un lado el tanga, y puse mis dedos directamente sobre el clítoris y mis labios vaginales, los tenia abiertos y desbordantes y que la humedad había pasado a ser un líquido que brotaba de mi vagina. Subí los dedos y al rozar mi clítoris un escalofrío recorrió mi cuerpo, y comencé a frotar con más fuerza y dedicación en ese punto. Concentrada solo en los placeres que esto me daba, con los ojos cerrados comencé a centrarme en el placer se acumulaba dentro de mí.

Sentía como algunos coches al pasar por mi lado aminoraban la velocidad, yo abría los ojos y disimulaba, incluso uno llegó a preguntarme si me encontraba bien.

Después de la interrupción, seguí con el juego de los dedos...hasta que no pude contenerme más, un intenso gemido se escapo de mi boca, al sentir el deseado orgasmo, esa contracción maravillosa, el espasmo que me hizo arquear la espalda.

Llegué a mi casa y no estaba satisfecha del todo, con lo que había ocurrido en la carretera, seguía demasiado caliente aún. Solté mi bolso y las bolsas que llevaba, la cazadora, en el primer sitio que encontré y me tumbé en el sofá.

Ya estaba a solas, no hacía falta disimular como en el arcén de la carretera. Comencé acariciándome los pezones por encima del vestido, los sentía bien erectos, luego viajé con mis dedos hacia mi entrepierna, al sentir lo mojado que estaba solté un leve suspiro de placer. Mi tanga impedía que tocara directamente mi sexo, y ahí acariciándome por lo alto estuve unos segundos, hasta que el vestido empezó a sobrarme. Me lo saqué por la cabeza, lo tiré hacia no sé dónde. Tumbada en el sofá, en ropa interior y los tacones, iba palpando con las yemas de mis dedos la suavidad de mi piel, estaba ardiendo. Con los dedos de mi mano derecha recorría mi torso, bajaban por mi abdomen y rocé el piercing del ombligo camino a  mi entrepierna. Los dedos de mi mano izquierda, se entretenían enredándose en los largos mechones negros que caían sobre mis pechos.

Arremetí con la mano entera agarrándome todo mi sexo haciendo que se mojara más, y apretándome los senos, pero siempre con cierta delicadeza, despacio me desnudé la parte superior, mis pechos estaban deseosos por que los mimara, por lo que una mano la dedicaba a mis pezones, areola y demás y la otra a mi zona vaginal.

Tras un rato calentándome más si cabe de esa manera, decidí quitarme también el tanga, para estar totalmente libre de ropas y alcanzar el grado máximo de placer.

Quería sentir la sensación de tener vulnerable mi sexo ante el placer, como solo yo sabe hacerlo. Acaricio mi clítoris con dos dedos, cuando un sinfín de imágenes eróticas invaden mi cabeza, adoro sentir tanta excitación, mientras mi mano izquierda toca alternadamente mis pechos, pellizcando suavemente los pezones mientras que mi mano derecha, colocada ya estratégicamente entre mis piernas, acaricia la entrada de mi vagina. Muevo la mano lentamente en busca de mi clítoris para darme placer y de vez en cuando introduzco un dedo en el interior.

Abro mis piernas un poco más, comienzo a meter dos dedos en mi vagina y realmente estoy a punto de correrme ahí mismo otra vez. En un esfuerzo de alargar e intensificar mi placer un poco más. Imagino a diversas siluetas masculinas encima de mi haciéndome el amor, pienso en sus labios besando mis pezones, succionándolos con delicia, imagino sus manos tocándome el trasero y acariciándolo fuertemente, imagino dándome la vuelta y comenzando a penetrarme desde atrás, mientras yo acaricio mi clítoris mas y mas fuerte y justo cuando siento que voy a tener un orgasmo, me detengo, para prolongar mas y mas el placer que estoy sintiendo.

Mis dedos acariciando con frenesí toda la parte externa de mi sexo. Mis dedos se deslizan fácilmente debido a la humedad, con mis dedos húmedos acaricio mis pechos. Me excita el recordar cómo me han penetrado con dulzura, con intensidad, e incluso me veo disfrutando del sexo oral, chupando sus penes insaciablemente dando placer, recibiendo placer.

Todo ese cúmulo de imágenes excitantes me excita tanto que creo que ya no soportaré por mucho tiempo retener el intenso orgasmo que voy a sentir. Acaricio mi clítoris más y más hasta que por fin una corriente eléctrica invade mi cuerpo, la vagina se me contrae y yo meto dos, tres dedos no sé con seguridad en ella, en ese momento mi vagina quiere tragárselos. Exploto de placer, y todas las imágenes se convierten en brillantes luces de colores. No soporto más contacto he quedado exhausta y totalmente satisfecha, aunque creo que después de la cena volveré a buscar un nuevo orgasmo.

4 comentarios:

  1. Muy bien, Úrsula, magnífica vuelta a tus relatos eróticos. Consigues acelerar el ritmo de la narración igual que nuestras pulsaciones.

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  2. Conocerce uno mismo y darce placer es de las mejores cosas que el cuerpo puede experimentar.

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